Los turbocompresores están transformando la eficiencia de los motores diésel en autobuses, elevando su rendimiento. Gracias a la turboalimentación, los motores diésel no solo ganan en potencia y reducen el consumo de combustible, sino que también disminuyen las emisiones, optimizando la eficiencia en condiciones de alta carga. Además, tienen un retardo de encendido mínimo y una tasa de aumento de presión controlada, los turbocompresores reducen significativamente el ruido de la combustión. Esta tecnología es clave para cumplir con los exigentes estándares europeos de emisiones, asegurando un rendimiento óptimo en autobuses que funcionan a plena carga y a altas velocidades.